El invaluable silencio (Reflexiones de Un Curso de Milagros)
El silencio está subestimado. El silencio te permite escuchar respuestas, encontrarte con vos mismo y entenderte soltando la necesidad de interpretar. En el silencio está el Ser y ahí lo podés reconocer.
En los últimos meses y con la colaboración del Covid he estado viviendo en un pequeño apartamento rodeada del bosque impresionante de Monteverde.
De los casi seis meses de estar acá, cuatro han sido en casi completa soledad. Si, hay zoom, si hay WhatsApp, y si, hay Netflix, Facebook y YouTube.
Te das paliativos, hasta que brincando de una distracción a otra, llega invariablemente un momento en que, te guste o no, todo te aburre.
Y ahi empieza la aventura, porque la soledad a medias no es soledad. La encontrás invariablemente al final de todo el ruido con que querés palear.
Lograr la verdadera soledad es un acto voluntario. Es una elección que se toma. Y, sin embargo, al margen de la soledad, la decisión que viene atrás es, inevitablemente, la de estar en silencio.
Que el cuerpo esté solo no significa para nada que hayás optado por un encuentro con vos mism@. Es la elección de perdonar lo que decidís, cuando optás por la soledad.
No, no me malentendás, no es un acto angelical. Es entrar al infierno y ver el dolor de frente y meterte en él, hasta la médula. Es aceptar el dolor, la culpa, la rabia, la desesperanza, y todo lo que estás sintiendo e ir poco a poco soltando los significados.
Sin embargo, no estás sol@ en ésto. Y podés entregar cada sensación a ser reinterpretada y ver el Amor en ella.
El Proceso de Purificación
Todo mundo tiene derecho a los milagros, pero antes es necesaria una purificación. (T CI — 7)
La purificación es el perdón.
El proceso de purificación es el acto de verse a si mismo en completa desnudez y no encontrar culpa alguna.
El asunto es que, tomar la decisión de desvestirse nos provoca miedo, frío y muchísima vergüenza. Porque en serio creemos que no hay nada que valga la pena debajo de las máscaras.
Pero cuando van cayendo las máscaras, te vas dando cuenta de que todo lo que creías una mierda, no lo es.
Perdonás imagen tras imagen, proyección tras proyección, hasta que un día te das cuenta de que ya ni siquiera tenés que imaginar qué causó la culpa.
Un día te das cuenta de que siempre es la misma sensación, cubriendo el piso de tu mente como si fuera una alfombra llena de moho.
Le dejás de poner nombre a las sensaciones, porque darles nombre es darle significado.
Le dejás de poner significado a los pensamientos que tenés sobre las emociones.
Le dejás de dar historia.
Y se quedan ahi, sordas, en la parte del cuerpo en que elegís sentirlas. Desnudas y pequeñas. Y ahi, las entregás.
Y la entrega trae la Paz.
Y en la Paz, hay silencio.
No el silencio de “no voy a poner nada de nada, ni voy a escuchar con mis orejas y oídos nada de nada”. No. Eso es sólo perceptual. Y además trae una inverosímil cuota de estoicismo y sacrificio, completamente innecesaria.
Los milagros son involuntarios.
Entrar en silencio es callar la mente. Es callarse del todo. Callarse cuando se escucha música. Callarse cuando se ve una película. Callarse cuando se trabaja y especialmente, callarse cuando se habla.
En silencio ponés atención. En silencio llega la Voz Interna, el verdadero Maestro y te habla como si estuviera tomando café con vos. Dejás que Lo que Es fluya sin tanto rollo. Ya sin dramas ni historias.
Podés preguntar y te llegan las respuestas. Siempre. Y con alguna fascinante frecuencia, te dejan boquiabiert@.
Los hongos
Esta semana aprendí que los hongos son el internet de la naturaleza. (Link al documentalito acá).
Los hongos no tienen cerebro. No hay una concentración de nada en ninguna parte que nos haga decir que su impresionante inteligencia está en alguna parte y sin embargo, los hongos tocan sutilmente la cuerda de la divinidad, comunicándolo todo. Plantas con plantas, con árboles, con ¡Todo!
En nuestra percepción, los seres humanos estamos separados de éste “internet natural” pero ¿Lo estamos?
Tal vez si nos callamos nos damos cuenta de que no hay nada que no se comunique, y que, esta insustancial y omnipresente Inteligencia comunicadora (Conocida con el prostituido nombre de “Amor”) radica en la capacidad de abrirnos a abrazarlo todo, y que es sin duda el más auténtico internet.
Lo que nos permite abrirnos a ver al Otro. Lo que nos permite ver al Maestro en todos, y aprender ilimitadamente de Todo.
El silencio nos permite escuchar y aprender. El silencio nos permite notar cuando hay mucha bulla.
El silencio nos permite callarla. Y escuchar.
Y lo que Sos, te hablará de Si mismo. :)